martes, 15 de marzo de 2011

Caminante no hay camino...

...se hace camino al andar, al tocar y al palpar  tu alma por medio de la mano en el suelo-piel de tu espalda. 
Sangre y Arena, dulce y acuoso, Mortal y Vital. Y sigo igual, sin descanso ni demora, recorriendo cada pulgada de esa piel y recogiendo cada pedazo de información que pueda darme mientras te exploro, Diosa de la Tierra.
Amo cada recoveco, cada grieta y cada cueva y concavidad de la montaña gigante, enorme, interminable, que es tu piel bronceada y enamorada. Y me dan ganas de mezclar el chocolate con Cuscús y que compartamos ese plato comiéndolo con palillos chinos de nuestro viaje a la India.
Busco una emisora, tocando el dial de ese lunarcito que me hace perder las formas y encuentro la radio de tu voz amorosa, que me arrulla y me dice cosas buenas y cosas que no me gustan pero me gustan.
 ¿Por qué me gusta todo? Y mis verbos se quedan cortos para decirte todo, todo y todo lo que siento pienso y adivino al verte.
 Me da autentico miedo, porque podrías hacerme maravillas, y ni siquiera estoy nada más que observándote. 

"No es un mono, es un perro..."


El tiempo se corre entre nuestras manos juntas, como la arena de tu piel que se queda en mi boca. ¿Seremos capaces de detenerlo? Espero que sí, porque no quiero que pase nunca jamas, porque encontré el Edén del cual no quiero salir...

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